Síntomas de la ansiedad
La ansiedad es un mecanismo que nos permite estar alertas ante ciertas situaciones en las que no tenemos control y nos sentimos comprometidos. Sentir ansiedad de vez en cuando es normal, sin embargo, en cuanto aumenta la ansiedad y se comienzan a producir sensaciones de preocupación, inseguridad o miedo tan fuertes que interfieren con las actividades diarias, es momento de consultar a tu médico.
Cuándo consultar al médico
Sientes que te estás preocupando demasiado y que esto interfiere en tu trabajo, tus relaciones y otros aspectos de tu vida
Te es difícil controlar tu miedo, tu preocupación o tu ansiedad o te causan malestar
Te sientes deprimido, tienes problemas con el consumo de alcohol o drogas, o tienes otros problemas de salud mental junto con ansiedad
Piensas que tu ansiedad podría estar vinculada a un problema de salud física
Tienes pensamientos negativos, pensamientos de muerte o conductas suicidas (de ser así, procura tratamiento de urgencia inmediatamente)
SÍNTOMAS
Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, “nudo” en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aparecer alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual.
Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, preocupación, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos, temor a la muerte, a la locura, o al suicidio.
De conducta: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc.
Intelectuales o cognitivos: Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, pensamientos negativos, distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.
Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos y discusión en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.
POSIBLES CAUSAS MÉDICAS
Enfermedad cardiaca
Diabetes
Problemas de tiroides
Enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma
Abuso o abstinencia de drogas
Abstinencia de alcohol o de ansiolíticos u otros medicamentos
Dolor crónico o síndrome del intestino irritable
Tumores raros que producen ciertas hormonas relacionadas con la respuesta de lucha o huida
FACTORES DE RIESGO
Traumatismo. Maltratos o eventos fuertes.
Estrés debido a una enfermedad.
Acumulación de estrés.
Personalidad. Determinados tipos de personalidad son más propensas a sufrir trastornos de ansiedad que otras personas.
Otros trastornos de salud mental. Depresión, por ejemplo.
Tener parientes consanguíneos que padecen un trastorno de ansiedad.
Drogas o alcohol
Si aún no es diagnosticado, es importante acudir a tu médico de confianza, mantenerse activo, llevar una alimentación saludable y no consumir alcohol o drogas, esto solamente lo empeoraría.
FUENTES:
www.mayoclinic.org
www.nimh.nih.gov
clinicadeansiedad.com